Fue en la década
de los años 70 cuando mujeres progresistas empezaron a tomar
conciencia de su falta de derechos, de su papel de sumisión a
la que estaban condenadas por la Iglesia y la dictadura franquista,
una situación angustiosa a la que no se podían oponer,
que las relegaba al simple papel de madres y esposa, esclavas del
hogar, y aun peor a la incultura a la gran mayoría de ellas,
pues pasaban del sector del trabajo manual al trabajo en el hogar.
Si en ese ambiente
nacieron las primeras asociaciones de mujeres, las asociaciones de
las amas de casa, asociaciones que se legalizaron a la caída
de la dictadura, esos incipientes grupos se lanzaron a la aventura,
persiguiendo que los derechos de las mujeres fueran equiparados a los
del hombre, buscando su consecución a través de la
participación de la mujer en la vida publica y no solo como
meras administrativas de la economía familiar, intentando
liberarlas de esa condena que desde siempre había supuesto el
hogar.
Los hombres, aunque no
todos asistimos expectantes a ese nacimiento, esperando que las
mujeres como iguales a los hombres acometieran su lucha, una lucha
que parece haber pasado al olvido o haber sido relegada a un segundo
termino, pues las asociaciones de amas de casa se han convertido de
la mano de las mujeres conservadoras en simples reuniones como las
que mantenían las damas del XIX en sus salones de te, ellas
solas, reuniones carentes la presencia de hombres, mientras las
empleadas del hogar realizaban sus tareas,.
Ese el tipo de
asociaciones en que se han convertido muchas de ellas, han perdido
sus objetivos de lucha por la igualdad, se han cerrado a la sociedad,
cuando debieran se ser unas asociaciones con sus puertas abiertas a
todas la mujeres amas de casa o no, a las jóvenes futuras amas
de casa, e incluso a los hombres, y sustituir esas reuniones de
pastas y te por una participación activa en todos los aspectos
de la vida social, desde el campo de la política al cultural,
para conseguir que las leyes no sean como la derecha pretende, un
recorte de sus derechos como mujeres, como son el derecho a ser
dueñas de su propio cuerpo, el derecho a la maternidad libre,
a ser o no ser madres, y el derecho mas fundamental el derecho a la
igualdad en el terreno laboral, económico y social con el
hombre.
Si, el nacimiento de las
asociaciones de las mas de casa fue un sueño de libertad, un
sueño que las mismas mujeres en algunos pueblos y ciudades,
con su conservadurismo están impidiendo que se conviertan en
una realidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario