miércoles, 30 de abril de 2014

LA MUERTE DE LA IZQUIERDA





                   Y ahora viendo esa Asamblea General Francesa, ese faro revolucionario de antaño, ese bastión de la igualdad y la libertad, como dobla la cerviz, al igual que lo haría un manso buey para que financieros y mercados pongan el pesado yugo sobre su cuello, pienso que hoy gracias al Señor Valls ha quedado demostrado que en Francia, el socialismo, la izquierda a muerto.
                      Como lo ocurrido en España no ha mucho, siguiendo ese mismo guion, ayer por hoy  la socialdemocracia francesa como antes la española ha doblado la rodilla delante de los financieros con tal de conservar el poder que obtuvo en las urnas, unas urnas que mañana mismo le volverán las espaldas, la clase obrera ha sido engañada no por la derecha francesa o la española del PP, no. si no por esa corriente progresista carente de ideales socialistas que conforman sus cuadros dirigentes,  aunque las mismos presumen de tenerlos, pero como pueden ser esos señores socialistas con mayúscula, con los sueldos y prebendas que perciben sin ruborizarse tan siquiera, unas nuevas generaciones que cambiaron ideología por electoralismo, el interés del pueblo por el suyo y el de bancos y grandes empresas,y para colmo  como pueden aun pretender que  el pueblo les crean, financieros, funcionarios, intelectuales y profesionales de la política nuevos alcibiades que han vendido y venden a la clase obrera a golpe de talonario o nombramiento en un Consejo de Administración.
                         Si, como en el siglo anterior los trabajadores pobres desesperados que ven hundirse su futuro y el de sus hijos, eternas victimas de ese régimen político corrupto y degenerado, siguen pensando que aun puede haber solución, que aun puede existir un Pablo Iglesias, un Largo Caballero, una Rosa de Luxemburgo o un León Blum  capaces de encabezar una nueva revolución que devuelva al pueblo lo que es del pueblo, pero mientras tanto las medidas neo liberales de la socialdemocracia, la corrupción que gangrena a partidos políticos, sindicatos incluso al mismo corazón de la monarquía  ha abierto las puertas al renacimiento del racismo, de la pura intolerancia, de ese sistema político que envió a la muerte a millones de trabajadores,y cuya ambición llevo a Europa a la gran guerra, y es que la clase trabajadora llega a cansarse de la hipocresía de esos que haciéndose llamar de izquierdas practican políticas de derecha y cansados de mentiras se suben al primer tranvía del populista que llegue.

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