jueves, 9 de junio de 2011

La caída de los dioses.

Han sido derribados de sus pedestales, abandonados por aquellos a los que debieron de haber protegido, no han dejado alternativa a su desunión, los profesionales de la política han apartado a los verdaderos políticos, han finiquitado el estado del bienestar, y con el la confianza de los ciudadanos en la clase política, esa en la que hoy solo ven simples vividores, zánganos en una colmena de abejas, y es que la naturaleza es sabia, de ahí que las obreras los expulsen de la colmena, hartos de soportar sus abusos y desafueros.
No, no es el destino de la clase obrera el vivir arrastrando siempre sobre sus espaldas la carga de la sociedad, de la actual crisis, pero casi se diría que esos políticos traidores a su clase los han condenado, los han convertido en los parias de la actual sociedad, donde ellos pequeños burgueses se creían dioses, todo en nombre de algo por ellos llamado progreso, que ha machacado la libertad y la igualdad conseguida en largos años de lucha obrera.
Mas hoy la derrota y el desanimo hace presa y mella en esos falsos dioses, su creída omnipotencia ha sido derribada en las urnas, no por los votos, si no por la ausencia de ellos, y aun marcándose un negro destino en manos de la cruenta y cruel derecha, los trabajadores lo han hecho, casi se diría que se han preferido hacerse harakiri si con ello se llevaban con ellos a esos mediocres políticos que les habían olvidado, cambiado sus intereses por los de los financieros.
Y pese a todo esos políticos han sido incapaces de reconocer que ellos son los padres de la derrota, que antaño las siglas PSPV eran señal de victoria en manos de otros generales, pero con los mismos soldados, y ahora quien podrá adorar o creer en los caídos dioses y restablecer el orden en el Olimpo.

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