domingo, 4 de septiembre de 2011

Dictadores o diputados del pueblo.


Los ciudadanos de todas las naciones de esta plural España, quizá sea lago exagerado y quizá no todos pero tal vez es su gran mayoría, están llegando a la conclusión de que el hecho político, al gobierno y la oposición, ya no les importa, no va con ellos, pasan de la voluntad del pueblo, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, ciertamente sin faltar a la legalidad, hasta ahí se podría llegar, pero que sea ético, moral y absolutamente democrático es otro cantar.
Hasta no hace mucho el problema mas grave que percibían los españoles era el Terrorismo de ETA, pero este fue desbancado por la corrupción de la clase política, mas como todo se supera el que ahora mas preocupa a los ciudadanos ya no es el paro galopante, no, es la misma clase política, que se han convertido de la noche a la mañana en los nuevos dictadores, eso su democraticamente hablando, ya que una minoría, trescientos y pico pisotean e imponen sus intereses a toda una nación, con ello se retratan a si mismos, pues lo únicos que pisotean los derechos del pueblo son los fascistas, y de ahí el buen hombre, el buen ciudadano como diría el señor Rajoy pasa olímpicamente de todo y de todos, casi se diría que llega a pensar que con Franco esto no pasaba, e incluso puede que alguno llegue a decir que con el se vivía mejor, esa y no otra es la explicación del progresos de los fascismos en Europa. Y por supuesto en España.
No cabe otra explicación a todos estos motivos, los financieros. Los intereses de los mercados, Francia y Alemania son la gripe A del cuerpo político, ese cuerpo infectado e infecto camina hacia su perdición, si los gobiernos honrados caen abatidos por las dictaduras del capital, como no va ha perecer una democracia comprada a peso de plata, con la aprobación de la primera medida de alivio para especuladores y financieros la democracia comenzó a morir, tardara mas o tardara menos en morir, solo dependerá de los cuidados y contra medidas que la clase política prodigue y ejecute, las que por ahora duermen el sueño de los justos.
Seria hora que los buenos hombres de izquierdas, esos llamados por algunos, hombres de bien, lo fuesen de verdad, pues siéndolo su ética y moral les llevaría a rechazar a todos esos que salen en tropel a la defensa de esa Europa asocial que defienden los padres del fascismo europeo, las derechas francesa y alemana, que hartas de guerras por dominar Europa se han puesto de acuerdo al final para esquilmarla a medias.

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