miércoles, 14 de septiembre de 2011

Nos han robado el pasado.

Si, ciertamente en muchos pueblos los gobiernos municipales, los alcaldes en su egolatría han arrasado el patrimonio cultural y social de los mismos, el mio, Vallada no podía ser una excepción.
Como no recordar las barbaridades cometidas, empezando por la demolición y destrucción del antiguo lavadero, una verdadera maravilla de piedra de sillería, que nadie aun hoy se explica como se pudo permitir, aun mas sus sillares, que eran propiedad del pueblo nadie sabe que ha sido de ellos.
Muchos recordamos cuantas paellas, cuantas cenas de viernes se celebraban en las ermitas, todos los viernes, que hoy ya no se hacen, y no por falta de ganas de hacerlo, no, si no por haber sido privatizada,. haberlas convertido en un cortijo privado.
Recuerdo, siempre es el recuerdo, la memoria la que hace comprender los errores cometidos, repito, recuerdo, la huerta que regaban las aguas del nacimiento, recuerdo como la ermitana preparaba en la replaza de la Ermita de San Sebastian mesas para degustar paellas que guisaba, los helados y bebidas que vendía, la gente visitando la segunda replaza, donde la imagen del Cristo se veneraba a través de las rejillas de la puerta de su capilla, y ese remanso de paz, esa replaza del nacimiento, esa pequeña fuente donde el agua manaba cantarina dentro de una cueva hecha a mano, pura artesanía, su paellero abierto al monte, y que jamas provoco ningún incendio en toda su historia, y esa agua hoy llamada no apta para el consumo y que cientos, por no decir miles siguen bebiendo, las sandias en la poceta de la fuente para refrescarse, junto con melones y otras frutas, las mesa y sillares de cemento fruto del ahorro de las diferentes quintas, recuerdo un lugar que era de los valladinos, de todos.
Pero hoy ese lugar, esos derechos se nos han arrebatado, la egolatría de un alcalde ha convertido aquella maravilla en un desierto, ha horadado una montaña, ha destrozado sillares y mesas, ha derruido el paellero, y se ha construido su particular capilla, que por cierto no la visita, y es que las gentes de derecha, los poderosos siempre han levantado altares para hacerse perdonar sus pecados terrenales, pero al menos los señores de antaño pagaban esas obras de sus erarios,los de hoy en día lo hacen del bolsillo de todos, pero todos soñamos, y aun sueño que llegara el día en el que un gobierno municipal democrático, del pueblo,e nos devuelva aquello que se nos ha robado, las mesas, los sillares, el paellero y nuestro derecho ha usarlo y disfrutarlo como antaño, cuando tan solo era un niño, como tantos.

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