miércoles, 3 de agosto de 2011

No somos un pueblo de bueyes.


Después de setenta y cinco años que han transcurrido desde aquel desgraciado 17 de Julio de 1936, sigo preguntándome ¿acaso no tenemos los mismos derechos? ¿ que es lo que no nos perdonan?, ¿de donde su miedo? aunque creo poder adivinarlo, de conocer la verdad, de tener que admitir que fueron ellos los que vertieron el cáliz de sangre de una guerra civil, de un genocidio premeditado hijo de una dictadura, equivocado o no esa es la respuesta que mas se aproxima a la realidad, desde siempre la derecha española no a sabido y no ha querido respetar nuestra personalidad independiente, nuestra forma de ser, y aun menos con la del pueblo valenciano, nuestra fortaleza como pueblo para levantarnos después de una derrota, de las mil y una Almansa a la que se nos ha sometido por su parte, seguimos una vez mas firmes con los pies hundidos en el fango de la Albufera, erguidos como palmerales de Elche o fieles porteños hijos y nietos de Cabrera.
Ahora puedo empezar a entender también como se sienten el resto de pueblos de la gran Iberia. Con unos estatutos, folclóricos, que no recogen sus derechos como pueblo, capacidad de autogobierno, financiación, pero solo nosotros somos los culpables de habernos negado esos derechos, pero también son culpables aquellos que dicen representarnos, de ellos es la potestad de gobernar,de transformar la sociedad, no solo de cambiarla, cosa que tampoco han hecho, arrojando por la borda mayorías absolutas, y ahora esos imploran y suplican como comadres plañideras lo que tenían y han perdido.
El que calla otorga, hemos callado mucho tiempo, demasiado, por ello incluso ahora se nos quiere negar nuestra libertad democrática de reunión y manifestación recogidas en nuestra descafeinada Constitución, pues parece que nuestros dirigentes ya han elegido, son los comerciantes y financieros, sus intereses antes que las justas demandas del pueblo, y después pretenderán esos mismos que doblan la cerviz y se rinden ante ellos que podamos confiar en ellos, lo haríamos mil veces solo bastaría que esos lideres de izquierda dejasen de creerse que son Boadil “el “chico” y se convirtieran en un nuevo Ibn Abi Amir, mas conocido como Almanzor, las derechas de la profunda, negra y católica Castilla serian derrotadas.

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