El giro político hacia posiciones intolerantes, excluyentes propias de los sistemas dictatoriales de derecha siempre viene precedido de situaciones de crisis política y económica profundas que sobrepasan las acciones y actuaciones de los partidos políticos de izquierda abocada elegir entre el continuismo y aceptación de medidas antisociales o la transformación real de la sociedad.
El paro, los conflictos de clase, la inestabilidad económica, la inseguridad jinetes fieles que acompañan a la crisis, con el aliado inestimable de la corrupción de la clase política se convierten el caldo de cultivo de donde los demagogos, los dictadores, el fascismo se nutre de ideas, revestidos de un falso patriotismo, envueltos en la bandera que hacen suya sin el menor descaro, unen ese sentimiento a la reivindicación de la dignidad perdida por un gobierno incapaz de defender no solo a sus trabajadores, si no también de la perdida de peso a nivel internacional.
Mientras las izquierdas pierden su masa mas fiel de votantes, la clase trabajadora, victimas directas de la aplicación de medidas ultra liberales, la derecha mas dura se nutre y amplia su marco de domino con la incorporación a sus votantes a la pequeña burguesía, a esos trabajadores privilegiados, los funcionarios, los pequeños empresarios, todos esos que perteneciendo a la clase obrera no desean que se les encuadre con la masa proletaria.
Ahí se encuentra la explicación a los resultados de los sondeos, de las encuestas que no solo auguran la derrota del estado del bienestar en España, si no en todo el territorio europeo, todos esos son los votos que aúpan al poder a los fascismos, mientras que las izquierdas se ven abandonadas por aquellos que eran sus cimientos, la clase obrera que harta y hastiada ha perdido la confianza en los lideres y se quedan en casa, ese es el fracaso del socialismo.
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