Las actuales protestas de los indignados son retazos de aquellas otras revueltas de indignados que pretendieron gobernar a través del movimientos asamblearios olvidándose que ningún país puede vivir solo, de ahí el fiasco, y que decir de aquel mayo del 68 que recorrió Europa, ese que muchos de nosotros vivimos, acabo como el baile de la aurora, con la convocatoria de elecciones anticipadas por parte del General De Gauelle.
Ahora vuelve a repetirse, y de nuevo parece ser que se vuelve a cometer los mismos errores, si hacen falta revueltas, hace falta tomar la calle, pero toda esa energía no sirve para nada si no se canaliza a través dse un proyecto, a través de la formación de nuevos partidos políticos o bien usando los existentes.
Las revoluciones para triunfar deben de hacerse desde dentro, desmontando el aparato administrativo enfermo, y transformadolo, contando eso si con la ocupación de la calle, si ese no es el camino seguido, las revueltas pueden morir sin conseguir los fines de la misma, o degenerar hacia posiciones violentas que a parte de crispar la sociedad y tener que ser reprimidas, cosecharan de los ciudadanos, tal como ha ocurrido a lo largo de la historia y como no ha mucho ha ocurrido en Egipto, Túnez o Libia, claros ejemplos de de lo uno y de lo otro.
Si, indignados tiene razón, pero necesita tomar partido, necesita condicionar las elecciones, necesita tener representantes en la catedral de la democracia, pues es la única forma en que las voces de la calle sean oídas y sus reclamaciones y peticiones atendidas,
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