viernes, 4 de marzo de 2011

Alternativas para mi pueblo.


Partiendo de la premisa de que mi pueblo es uno de tantos pueblos menores de cinco mil habitantes que jalonan la geografía del País Valencia, uno mas de esos en los cuales las empresas locales han ido desapareciendo una tras otra victimas de su propia especialización en un único sector industrial y de la crisis, donde la agricultura como al resto de la comarca es deficitaria, ya no solo por el tamaño medio de las explotaciones lo que les resta competitividad, si no también por la falta de canales de comercialización, el panorama que se nos presenta no es que sea oscuro, es mas bien negro, y mas si se le suma las nefastas políticas urbanísticas llevadas a cabo por los gobiernos municipales, arrastrados por la burbuja inmobiliaria y la obtención de ingresos con los que mantenerse, y mantener un exceso estructural en el organigrama de la administración, al hacerla crecer innecesariamente de forma desmesurada.
Pero siempre y es imperativo creerlo así en estas situaciones, existe una esperanza, frágil, débil, remota, pero esperanza, no, no sera una solución que llegue en cuatro días, las arcas municipales no tienen en su interior ni una telaraña con que poder hacer el milagro, sera una solución a mas largo plazo y puede que a veces hasta complicada.
Mi pueblo tal vez debiera de pensar en que podría tener un sobrante de energía eléctrica, si se apostara por la instalación de parque de energía renovable, desde la famosa eloica, hasta la fotovoltaica, que aparte de proporcionar puestos de trabajo, dejaría rentabilidad económica en las arcas municipales.
Puede que mi pueblo necesitase buscar el consenso con los pueblos vecinos a fin de centralizar un posible polígono industrial que cubriera las necesidades de un consorcio de pueblos, ofreciendo no ya los terrenos donde construir, si no ofreciendo las edificaciones con ventajas económicas y fiscales, lo que generaría por partida doble puestos de trabajo, primero durante la construcción de las naves, y posteriormente en las posible industrias que se habilitaran.
Incluso podría ser que mi pueblo necesitase de viviendas de protección publicas, por supuesto municipales con bajos alquileres para potenciar la independencia de los jóvenes sin que se vieran agobiados por desmesuradas hipotecas, en tanto en cuanto no tuvieran los suficientes recursos para poder salir adelante.
Si, siempre nos queda la esperanza, aunque esa se vea al final de un larguísimo túnel, como una simple lucecita de una vela de cumpleaños que si queremos ver convertida en un voraz incendio que arrase con todo lo negativo, con la intolerancia, con la corrupción y nos traiga un nuevo amanecer a nuestro País, y a nuestro estado deberemos d otorgar nuestra confianza a los políticos, pero nunca a los profesionales de la política como hasta la fecha ha sido.

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