domingo, 13 de marzo de 2011

Existen las tormentas secas.

Con toda posibilidad en la mayoría de los pueblos de las comarcas centrales del País Valencia se esta caminando por ese camino que según se dice no lleva a ninguna parte, al menos eso parece se puede deducir y se deduce del rumbo que ha tomado el PP en esta pasada legislatura,el endeudamiento local, el desmantelamiento del tejido agrícola y empresarial, la política de foto, ferrari y primeras piedras son la culpables, y los ciudadanos absortos, casi se diría que aducidos por esa caja tonta, esa televisión que mas se parece al antiguo Nodo donde solo había una verdad la del Dictador, y así con los trabajadores hipnotizados no hay peligro, nada va a cambiar al parecer a partir de las próximas elecciones del mes de Mayo.
Pero en aire hay como un cierto tufillo, provocado por esa huida hacia adelante, de algunos dirigentes de la derecha acosados desde el terreno de la Justicia a la que pretendían haber burlado, es como la punta de un iceberg,como el vórtice de un tornado que va engullendo todo a su paso,dejando tras él el desencanto, el desconcierto, que se va asentado, el porqué no se sabe, o los responsables políticos no quieren saberlo,pues su política interna, su vida ha sido golpeada por el puño insensible de la corrupción,andan confundidos con los términos de la ecuación, han perdido la clave, la han cambiado en pos de ese camino que creen de su supervivencia, en consecuencia y por decirlo de una forma sencilla, han hecho de los excesos que los mismos cometen, su decálogo, ocultando lo mucho y bueno que posiblemente tengan.
Los ciudadanos saben que hay un enfrentamiento claro a nuevos retos,pero al contrario de lo que debiera estar ocurriendo en este contexto no se augura un nuevo aire, un nuevo mensaje, que lleve aparejado una renovación sin precedentes del pensamiento político, el ocaso de una época, de un mundo, de un determinado tipo de político, lejos de ese tiempo donde las listas de candidatos están plagadas de acusados e imputados, la realidad y el pensamiento es cambiante, y ciertamente los valencianos creen o van creyendo en esa realidad que detesta, el oscurantismo, es una lacra que debe de ser sustituida por la luz y los taquigrafos.
Si las señales anuncian cambios, puede que incluso se arremolinen vientos de tormenta en el horizonte, pero solo el pueblo soberano puede ser que imponga otra vez los buenos y honrados políticos esos que hasta hoy han sido sacrificados, victimas de nuestros gobernantes y de los profesionales de la política, solo así se podrán encontrar las soluciones a los problemas reales que ahogan esta sociedad valenciana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario